En primer lugar hay que tener en cuenta que el marido y la mujer son iguales en derechos y deberes.
El marido y la mujer deben respetarse y ayudarse mutuamente y actuar en interés de la familia.
Los cónyuges están obligados a vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente. (Salvo prueba en contrario, se presume que el marido y la mujer viven juntos).
Los cónyuges fijarán de común acuerdo el domicilio conyugal y, en caso de no ponerse de acuerdo, lo resuelve el Juez teniendo en cuenta siempre el interés de la familia.
Ninguno de los cónyuges puede representar al otro sin que le haya sido otorgado.